Una forma sencilla de observar las variaciones en el poder adquisitivo de la población resulta de comparar las fluctuaciones de los ingresos y los gastos de los hogares. Los salarios, si bien no son la única forma de ingreso, resultan en una magnitud clave para aproximar la primera variable; y la valorización de las canastas básicas –alimentaria y total- resultan suficientes para representar el flujo de gastos. La medición de ambos componentes se hace posible gracias a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.
En diciembre de 2018 los salarios crecieron un 2,5% respecto al mes anterior. Este número condensa incrementos del orden del 2,4% en los salarios del sector público, 1,7% del sector privado registrado y del 4,7% en el salario del sector privado no registrado. En el último año, los salarios llevan acumulados incrementos cercanos al 29,7%, con aumentos promedio en el sector no registrado (27,2%), inferiores a los del sector registrado privado (30,4%)y al del sector público donde el aumento fue de 30.3%.
Por el lado de los gastos, en enero de 2019 la variación mensual de la Canasta Básica Alimentaria (CBA)[1]fue de 3,7%, y de 3,7% para la Canasta Básica Total (CBT)[2]. Estas variaciones resultan superiores a las evidenciadas por los salarios en el mismo período: el crecimiento interanual de la CBA y de la CBT resultó de 55,8% y 55,8% respectivamente
Respecto a los datos proporcionados por la Encuesta Permanente de Hogares y la valorización de la canasta básica alimentaria y de la canasta básica total la línea de pobreza en el primer semestre de 2018 el porcentaje de hogares por debajo de la línea fue del 19,6%; estos comprenden el 27,3% de las personas. Los indicadores mencionados registran una suba de la pobreza y la indigencia con respecto al segundo semestre de 2017.