La visión académica y profesional tiene su impacto sobre la actividad productiva

Alejandro Bonadeo, quien se desempeñó anteriormente en la función pública y en la actividad gremial profesional de la Ingeniería Agronómica, decidió dar un giro a su carrera hace cinco años.

"En esta etapa tomé el proyecto de quesos Don Francisco como un proyecto familiar, al cual le quería dar un valor agregado y -buscando herramientas- me lo dio la Facultad de Ciencias Económicas a través del MBA (Maestría en Administración de Negocios) encarando esa instancia con este proyecto", explicó.

Bonadeo comenzó su maestría con la convicción de que su trabajo final sería una propuesta para Quesos Don Francisco. "Empecé la maestría, pero definiendo que mi trabajo final sería esta propuesta de los quesos Don Francisco. A lo largo de tomar las distintas materias y los distintos enfoques, si bien yo venía de la cuestión profesional de la Ingeniería Agronómica, me daba cuenta que estas cuestiones trascendían la empresa propia", comentó.

 

Su formación en el MBA le brindó una perspectiva más amplia, trascendiendo los límites de su propia empresa. "Como miembro del Cluster Quesero de Tandil y con la evolución que hemos tenido como cluster, también me entusiasmaba en lo que es la figura de ser de Tandil, el paraguas Tandil, en lo que es lo productivo y lo social", agregó.

 

Trabajo colaborativo

La colaboración con otros productores ha sido fundamental en su enfoque. Bonadeo destacó que su trabajo personal se transformó en un esfuerzo colectivo que involucra a todos los miembros del Cluster Quesero de Tandil. "En la evolución, ese trabajo personal que iba a ser para Quesos Don Francisco se transformó en un trabajo que comprometía a todos los miembros del Cluster Quesero de Tandil y ese se vio cristalizado en la visión que nosotros -como parte de ese cluster- tenemos de por qué nos diferenciamos", comentó.

Sus entrevistas a otros productores ratificaron la rica diversidad de historias y enfoques, todos unidos por el orgullo de ser parte de Tandil. "Fueron muy ricas esas entrevistas que tuve que hacer entre los integrantes, cada uno con su visión. Alguno desde lo más netamente productivo, otro con la historia familiar, otro con la historia productiva, otro con la zona y otros con una visión de decir 'la verdad es que somos diferentes porque es Tandil'", explicó.

Entre las conclusiones a las que arribó se puede mencionar que el Cluster Quesero de Tandil es un aglomerado productivo con un entramado social importantísimo. "Eso para mí es fundamental, no solamente para pasarse información de un proveedor o de cómo solucionar un problema en una fábrica o en una empresa, sino que todos tenemos el corazoncito puesto en que si sale un producto de nuestras empresas tiene que priorizar la calidad", afirmó.

Bonadeo también destacó la importancia de la cuenca lechera Mar y Sierras, describiéndola como un ecosistema que integra lo productivo, lo social, las decisiones políticas y la estrategia. "Para nosotros, en la Ingeniería Agronómica, ecosistema tenía un sentido muy desde lo productivo, y hoy es un entramado entre lo productivo, lo social, las decisiones políticas, la estrategia... Esto le da un valor agregado que hay una trazabilidad total. La cuenca lechera como cluster es insumo-producto-calidad. Va todo de la mano", afirmó.

La proyección

Recientemente, Tandil obtuvo la denominación de identificación geográfica del Queso Banquete, un logro significativo para la región. "Esto es otro baluarte, con la Escuela Granja y el queso banquete como nuestra identificación geográfica, algo que no todas las cuencas productivas tienen", dijo Bonadeo.

Además, el Cluster Quesero de Tandil está trabajando en el Museo del Queso y el Salame en Villa Onena, con el objetivo de interactuar junto al DOT y al Municipio para mostrar la riqueza de la producción quesera local a los visitantes y a los propios tandilenses. "Como cuando uno va a visitar a Mendoza los viñedos o cuando va por el aceite de oliva, habrá un lugar de referenciación que va a ser muy importante para los visitantes, pero también para los tandilenses", explicó.

La inspiración en la historia familiar

Finalmente, Alejandro Bonadeo reflexionó sobre la historia familiar que lo llevó a este camino. "Todo nace gracias a que dentro de los papeles de familia encuentro en un sobre un documento, un contrato, que lo firmaban Francisco Bonadeo y Basilio Vidal, de fecha 25 de septiembre de 1919", relató.

Este descubrimiento lo inspiró a honrar la tradición familiar y continuar produciendo quesos de alta calidad, manteniendo la esencia de su bisabuelo. "Me pongo a leer y ese contrato decía que en mi bisabuelo Francisco tenía que entregar 70 mil kilos de queso Sbrinz, que cada horno tenía que pesar de 4,200 a 4,400 kilos; que tenían que ser hormas parejas, sin ninguna imperfección; puestas en vagón en estación De La Canal. Las entregas tenían que ser a partir de noviembre, en seis meses consecutivos, y que esos quesos iban a hacer para exportación a Francia", recordó.

Este hallazgo lo llevó a plantearse un nuevo desafío. "A mí me explotó la cabeza... Uno que está con la trazabilidad total, con un valor agregado en origen... esto era años atrás! Se lo comenté a mi amigo Hugo Inza, que también es parte de este ecosistema productivo, y le dije que quería hacerle un honor a mi bisabuelo", comentó.

La diferenciación

Con este proyecto familiar en mente, Bonadeo buscó una transformación. "Así empezó ese proyecto que tenía que ver con lo familiar. Después, con la maestría, busqué cómo transformar un producto que es commodity en especial –que son los quesos madurados– y el mundo va con el afinamiento", explicó.

Su visión es seguir teniendo la esencia. "Toda esta información que es hacia dónde va queso don Francisco, a seguir teniendo esa esencia del bisabuelo, producir un queso Sbrinz y otros de masa dura que tengan ese tiempo de afinamiento y poder llegar a algún nicho de mercado específico. Hoy estamos en Buenos Aires, en distintos lugares, y tratando de demostrarnos con una diferenciación", afirmó.

Bonadeo destacó el valor que le aportó su formación en el MBA, combinada con su experiencia previa. "Esa visión profundiza los negocios, te da la lógica y de la composición de clusters. Creo que es el valor agregado que uno va a tener y que va a tener cierto recorrido en una profesión: estar pronto a recibir esa información y poder utilizarla para generar un beneficio personal, pero también para Tandil. Eso de me da mucha gratificación", comentó.

Su rol y funciones anteriores, donde mostraba a Tandil al mundo, le han permitido ver reflejado en la mayoría de los tandilenses ese gen inquieto y orgulloso de su ciudad. "Ese gen tandilense inquieto y orgulloso de nuestra ciudad se ve reflejado en cada uno de las producciones y en cada cosa que hacemos", concluyó.