Fundamentos
- Las instituciones universitarias necesitan una actualización permanente, no sólo en sus funciones rutinarias de enseñanza, sino fundamentalmente, en los aspectos estratégicos y estructurales relacionados con el contexto.
- La sociedad del conocimiento, y el contexto en general, producen permanentes en cambios, algunos de ellos de carácter paradigmático, que requieren ser procesados para luego determinar su viabilidad en el desarrollo evolutivo y estratégico de la Unidad Académica.
- Las instituciones universitarias han sido observadas en algunos aspectos que merecen ser evaluados como: a) su grado de aporte a la comunidad, b) su inserción y nivel de articulación con otras instituciones, c) la utilidad práctica de muchos de sus programas y acciones, d) la calificación de ciertas áreas, e) el grado y tipo de posicionamiento y otras, que ameritan una revisión constructiva.
- Como toda organización, y más allá de la reciente comunidad de criterios existente, se requiere conformar una sólida visión compartida que constituya un factor de alineamiento, no dispersión de esfuerzos, integridad académica, talento intelectual, sensibilidad ante los grandes problemas de la comunidad, percepción de grandes cambios necesarios a largo plazo y otros aspectos.
- Si bien, las instituciones universitarias se han caracterizado por realizar una amplia gama de actividades, no se observa, en general, un eje conductor sistemático e identificador que demuestre la unicidad de su organización y la consistencia de sus estrategias y acciones, en fin, de la racionalidad de la estrategia con la cual opera, en términos de las necesidades nacionales. La dispersión y la aceptación de propuestas no integradas a la línea pretendida, contribuyen a crear “ruido” intelectual y ser un factor de desmotivación y de confusión entre los agentes externos e internos.
- La incertidumbre del ambiente, la baja previsibilidad observable en la sociedad y la complejidad propia en que operan las instituciones universitarias sugieren de un órgano o ente que pueda expresar, revisar o alertar libremente y con adecuado grado de talento e información, aquellas cuestiones que ameritan cambios. Se trata entonces de administrar la receptividad del contexto y de darle forma a la respuesta los mismos.